octubre 28, 2014
001 Arturo Acosta 61/63
Hola amigos excompañeros y compañeros actuales, aunque no los conozca y sean unos niños al lado mío.
Heme aquí de nuevo, no sé si a mis comentarios anteriores les han puesto palomita o tache; de todo modos los he escrito con mucho gusto; creo que a algunas personas les interesa saber más o menos un poco de la historia de nuestra querida Secundaria: Ojalá hubiera más personas que publicaran sus experiencias y contaran su parte en la historia, se podría hacer un libro muy grueso. Yo solo platico mi parte.
Bien, les contaré algo que fué una diversión y posteriormente se convirtió en una manera de convivir casi con todos los compañeros de la escuela. Todo empezó como una niñería: Entre mi hermano Raúl y yo, desde la primaria nos divertíamos comprando modelos de autos, barcos y aviones de plástico a escala, que se tenían que armar pieza por pieza; los adquiríamos en unas tiendas que se llamaban "Modelandia", creo que ya no existen aunque hay alguna que otra que aún vende ese tipo de diversión; diversión que ayuda a pensar y a ser creativo. Mi hermano y yo empezamos a llevar los modelitos armados a la escuela y resultó que otros compañeros también llevaban estas cositas pero sobretodo autos en una escala de 1/25; estaban tan bien hechos que parecían de verdad pero pequeños. Los demás compañeros que los llevaban eran los hermanos Luis y Javier Castillo y los Hermanos Enrique y Armando Laija (hermanos de JuanLuis).
Así resultó que éramos tres pares de hermanos: los Castillo, los Laija y los Acosta. A muchos más compañeros les gustaban y empezaron a hacerse aficionados a estos modelos y a comprar y armar; entre todos nos ayudábamos y nos dábamos tips de cómo hacerlo. Creció tanto el número de personas que se nos ocurrió formar un club: El "Club de Modelismo" de la Secundaria núm. 17. Algunos armaban barcos otros aviones, algunos otros partes del cuerpo humano, cráneos, corazones, etc; hubo uno que armó un motor Ford V8 351, era un motor que fácil medía un medio metro de altura , aunque con poca fuerza, funcionaba; una maravilla.
Un día se nos ocurrió hacer una carrerita de esas en que a los autos se les dan tres golpecitos para que avancen y luego el turno de otro y otro y así sucesivamente; en este caso como los autos eran grandes no se les podía dar golpecitos sino que les dábamos empujones con la consabida regla de que el que se salga de la carretera se regresa a la meta. Pero no había espacio dónde hacer eso por el tamaño de los vehículos; fuimos con el maestro vega y le pedimos permiso para pintar una carretera en el patio con gis blanco. Nos dió permiso con la condición de que no dejáramos basura y limpiáramos el piso al terminar. Así un Sábado iniciamos el Primer Grand Prix en el Autódromo de la Secundaria 17. Fué todo un éxito; había muchos chicos y chicas echando porras a su piloto favorito, la pista abarcó todo el patio. Pero déjenme decirles que esta competencia se realizó como si fuera una competencia profesional: los competidores tenían que inscribirse con una semana de anticipación, tendrían que ir patrocinados por algún producto automotriz (aceite, bujías, refacciones, etc.) tendrían que llevar un número en las puertas y toldo, si algún vehículo se le descomponía algo un día antes del evento quedaba fuera de la carrera aunque hubiera pagado su inscripción que era de $ 2.00 (dos pesos); se tendría que avocar al concurso para ver quién salía primero, segundo, tercero, etc. Nos inscribimos como treinta personas; no recuerdo los números de todos pero mi hermano era el núm 1 con un Cadillac 1961, yo el núm 42 con un Pontiac Boneville 1960, mi primo Alvaro con un Thunderbird 1960; bueno fueron muchos y estuvo muy emocionante, se escuchaban gritos y vivas de la gente, los espectadores, incluso maestros nos animaban para seguir en medio del calor que hacía. Finalmente mi hermano llegó en primer lugar, yo como en el vigésimo; a él se le dió el dinero recopilado y un pequeño título de campeón hecho a mano como un diploma. Fué algo muy bonito que empezó a realizarse semana tras semana; ya la gente sabía que después de clases, cada Sábado seguía la carrera; la cuota de inscripción fué subiendo poco a poco y cada vez era mayor el número de competidores. Bueno, no me alargo más, solo quería hacerles sentir los bonito que nos llevábamos entre compañeros de cualquier grado, sin discriminar a nadie; éramos realmente compañeros; ojalá que siguiéran así. Bien, chicos y chicas, si les agradó este comentario, por favor háganmelo saber y si no también. Muchas gracias por leerme y por favor, procuren ser felices, que para eso es la vida. Bye.
aoca461215@hotmail.com
Publicado por
Blog Secundaria 17 Constituciòn de 1857
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario